En ‘Colombia Sí Sabe’ visitamos Úmbita, un municipio ubicado en Boyacá que hace parte de las regiones de Colombia en donde se siembra la mayor parte del fríjol, en esta ocasión cargamanto y bola roja, y de cuya actividad agropecuaria dependen más de 300 familias que, de generación en generación, han trabajado la tierra con sus manos para que hoy podamos consumir gran oferta, y de manera segura, estas legumbres.
En este lugar, conocimos a Octavia Hernández, campesina, agricultora y productora de fríjol, presidenta de la Asociación de Productores de Clima Medio de Úmbita – APROMUC, una mujer que trabaja con el fríjol hace más de 10 años y para quien hacer esto con sus manos y corazón, es una labor que le llena el alma.
“Estar en este cultivo para mí ha sido vida, como que le llena a uno el alma saber que lo que uno ha trabajado por tiempos da frutos, entonces para uno es como ver nacer un hijo, algo nuevo que puede ayudar a las personas y que nos hace sentir que nosotros pertenecemos a la tierra, a un país. Yo siento vida, esa es la palabra.”
Y es que la realidad que vive Colombia en el contexto del campo, es de escasez de mano de obra, puesto que muchos campesinos han migrado a las grandes ciudades del país en busca de mejores oportunidades al percibir que no logran vender los productos que cultivan en sus tierras.
“Hay gente que se va del campo para la ciudad y a veces aguantan hambre y dicen: “yo no vuelvo por vergüenza, eso es lo triste sabiendo que acá pueden vivir mejor. Yo les digo ¡qué vuelvan! Que retorne gente joven y que los comensales compren nuestros productos, para que los campesinos sepan que acá pueden trabajar en su tierra, ese sería el gancho para que la gente vuelva a retomar el campo.”
Para Octavia, el campo es una empresa, uno de sus sueños es tener marca región, marca municipio, cerca de 300 familias se sustentan de este trabajo: “estos son productos buenos, sanos y por eso hay que enseñarle a las personas a consumir estas legumbres, hacerlo por los jóvenes del campo, para que puedan continuar sembrando y que ellos sepan que sí se puede tener calidad de vida aquí; que esto realmente se vuelva una empresa”.
Agregó que, decidieron sembrar fríjol cargamanto y bola roja porque es un producto que se da en varios climas y abarca mucha región; lo eligieron porque da rendimiento, y posiblemente rentabilidad para el hogar, esperando que las personas se sumen a consumir más de lo que siembran sus manos.
La agricultora afirma que es importante enseñar a las personas nuevas preparaciones con este alimento, asegurando que: “hay que aprender todas las formas de preparar el fríjol, que sepan que no solo se come el que uno guisa, sino que se pueden hacer cremas, incluso, hasta jugo de fríjol hay.”
“El fríjol colombiano es de mejor calidad que los que traen de otros países; por ejemplo, sería de mucho apoyo si nos compraran el fríjol que venden en los restaurantes escolares, que las fincas del municipio vendan el fríjol para el colegio, porque el que traen de afuera no sabemos qué calidad ni variedad es, mientras que acá sabemos que tenemos el bola roja y cargamanto, y sobre todo, de muy buena calidad. Son fríjoles sanos y buenos.”
“Qué bonito sería decir: familias de Úmbita están exportando fríjol, ¡eso sería como ganarnos la lotería!”.
El papel de la mujer en el campo
“El rol de la mujer acá, ha sido importantísimo, el empoderamiento de la mujer como cultivadora ha sido especial, son mujeres echadas pa’ delante, ha sido tan grande el cambio, que ahora en el campo al buscar mano de obra, hay muchas mujeres.”
“Las mujeres sacan papa, levantan un bulto, somos multipropósito porque ordeñamos vaca, vemos cerdos, hacemos la comida, lavamos ropa y cultivamos papa y fríjol.”
Doña Octavia, habla desde el corazón, ese corazón lleno de orgullo por su trabajo sembrando fríjol en Úmbita, Boyacá; un orgullo que refleja a través de su expresión cada vez que dice “Yo soy campesina”; pero también, con sus palabras extiende el mensaje a todos los comensales para que apoyen el trabajo del campo de una manera muy sencilla: consumiendo lo que ellos cultivan, comprándole al campo.
“Yo quiero que le llegue el mensaje a todo el mundo, que por favor consumamos lo que se da en el campo, no solo boyacense, porque Boyacá, sino también de todas las regiones. Boyacá produce muchos alimentos, nuestros productos son sanos, están bien sembrados, la sostenibilidad del cultivo es sano y que son climas que permiten que salga un producto que al comerlo no les va a hacer daño; no es un producto reposado.”
“¡Que vengan y nos compren! Que digan, “necesitamos una tonelada de fríjol de Úmbita”, qué bonito sería eso, y nosotros les vendemos un hermoso fríjol cargamanto y bola roja, eso sería fantástico. Que nos compren nuestros productos, eso sería como ganarse uno la lotería.”
¿Cómo funciona la Asociación de Productores de Clima Medio de Úmbita – APROMUC?
“Al iniciar la Asociación buscamos 40 personas que tuvieran la tierra, media hectárea libre para el fríjol porque iniciamos con poquito, luego buscamos el armador del proyecto, hacer el censo de las personas, revisar qué puede aportar el asociado que es la mano de obra y la tierra y luego buscar las empresas cofinanciadoras. Entonces buscamos la gobernación, la alcaldía, luego ya entidades como Fenalce, ICA, Corpochivor y SENA. Fenalce fue la empresa que nos dio la mano desde el comienzo.”
“Si hubiera una forma de que no tener tanto intermediario, tanto trámite, tanto mandar cinco o seis veces el mismo papeleo, sería muy bueno. Pero Fenalce fue la entidad que desde un comienzo nos dio la mano para que salieran estos productos adelante. Nos tocó luchar duro, pero lo estamos logrando.”
¡Apoyen el campo colombiano! Colombia Sí Sabe producir calidad. EL CAMPO SÍ PRODUCE CALIDAD!