El barrio La Candelaria, ubicado en la ciudad de Bogotá, es uno de los sitios más famosos por su gastronomía local, además de la arquitectura y la nostalgia que evocan sus calles; en este lugar yace un restaurante cuya propuesta es incluir en sus platos leguminosas y granos como fríjoles, maíz, habas, arvejas sobre una base vegetariana, para que las personas conozcan los productos locales, generando un puente de conexión con los agricultores de nuestro país.
El restaurante Casa Sitio Candelaria es una empresa familiar constituida hace 22 años, la cual visitamos desde Colombia Sí Sabe para conocer sus preparaciones con productos nacionales; en este lugar conversamos con Andrés Poveda, Chef e Ingeniero Agrónomo.
“Nosotros nos hemos dado cuenta que ha empezado a crecer una cultura de consumo importante y queríamos hacer parte de esa idea, de esa concepción que hemos visto en otros restaurantes y de varios chefs, por eso quisimos implementar el uso de productos locales; por ejemplo, nosotros compramos maíz nacional en plazas, principalmente como Paloquemao o en La Concordia”.
Una de las apuestas de Casa Sitio Candelaria, es que los extranjeros conozcan los productos locales, sobre una base vegetariana, con el objetivo de generar un puente de conexión con los agricultores de nuestro país.
“Creemos que para consolidar una cadena y un colectivo entre productores, restaurantes y consumidores, es necesario concientizarse sobre el poder y la voz que podemos tener como comunidad y hacer llegar el mensaje a todas las personas”
El menú que maneja el restaurante tiene una propuesta vegetariana, por ejemplo una de sus sopas se llama ‘Sopa colombiana de verduras’ porque tiene ingredientes locales, por ejemplo tomates rellenos al horno, el famoso hogao, fríjoles verdes, habas, además de utilizar papas, cebollas criollas y moradas.
¿Cómo Casa Sitio Candelaria le aporta al campo colombiano?
“Yo aparte de trabajar en el restaurante, soy Ingeniero Agrónomo y tuve la oportunidad de estar en cultivos, al igual que muchos otros, fui pequeño productor de hortalizas y siento que la manera para que empiece a generarse un incentivo real es que en las grandes ciudades exista esa conciencia del uso y compra de los productos locales; apoyando ojalá, directamente al productor, tratando de que los intermediarios no tuvieran el poder comercial que tienen sobre la oferta y precio de los productos”.
Agregando que, las personas que están a cargo de restaurantes, que cocinan u ofrecen productos, tienen la responsabilidad de usar ingredientes que se siembran en nuestro país, afirmando que ellos se han enfocado, por ejemplo, en usar productos cundiboyacenses como hortalizas, leguminosas, granos, “que se dan muy bien en nuestro territorio”.
¿Qué significó para ti?
“Yo estudié cinco años esta ingeniería, pero una cosa es tener la parte teórica y técnica y otra muy diferente es ser productor, saber qué tan difícil es hacerlo, porque la actividad física del campo realmente es muy fuerte y hace que uno sea empático frente a esta actividad. A raíz de haber hecho eso fue el ejercicio de comprender qué tan importante es y qué tan poco valorado se siente, porque a veces tu vas a las plazas y estás menospreciado por la persona que te va a comprar y ellos hasta terminan poniéndole el precio, cuando realmente tu eres quien asume el riesgo de sembrar, de si funcionó o no, de traerlo a la ciudad y ahí hay una labor bien importante que hay que resaltar y valorar: respetar nuestros productos y a nuestros productores, darles la posición que merecen tener.”
Para Andrés es importante que las personas tomen conciencia sobre cómo apoyar para tener una seguridad alimentaria, respetando y resaltando la labor de nuestros campesinos.
Afirmando que, una manera de hacerlo es dejando de consumir en grandes plataformas y en cambio dirigirse a mercados pequeños; buscar familias o colectivos que traigan insumos y alimentos de una cadena procedente de productores pequeños y medianos.
Recalcando que no debemos seguir alimentando a almacenes como Carulla, Éxito, D1, Ara, entre otros.
“Creo que los colectivos que se pueden alimentar con familias que son las que siembran y distribuyen, esto podría generar un fomento al campesinado a que no deserten de su labor y tengan una mayor visibilidad e importancia.”